Problemas

Entre los mayores retos que enfrenta Colombia en las próximas décadas está la gestión del cambio climático. A pesar de generar una baja proporción de las emisiones de gases efecto invernadero (GEI) a nivel global (menos del 0,6 % del total mundial), el país es uno de los más vulnerables a los efectos del cambio climático en términos de desastres naturales y desestabilización de los ecosistemas que afectan a las comunidades y su actividad económica. De acuerdo con el Notre Dame Global Adaptation Index (2020), el país ocupa el puesto 156 de 192 frente a exposición o amenaza (un número más alto significa una mayor exposición o amenaza). Esto, por cuanto el 40 % de la población del país habita en municipios considerados con riesgo alto y muy alto ante el cambio climático, asociado con las falencias en la planeación territorial y la falta de preparación ante desastres, la deforestación masiva y la pérdida de la biodiversidad.

En cuanto a mitigación, en 2020 Colombia actualizó su contribución nacionalmente determinada (NDC, por sus siglas en inglés) donde establece la meta de reducir 51 % las emisiones de GEI del país para 2030 y publicó la Estrategia 2050 (E2050) para lograr la carbono-neutralidad en ese año. Sin embargo, el país no ha reducido sus emisiones durante los últimos cinco años. Por el contrario, han crecido a una tasa del 4,6 %, superior al crecimiento promedio del PIB.

Por otro lado, la disminución de la demanda global de combustibles fósiles tendrá un efecto negativo sobre el balance externo y las finanzas públicas del país, ya que el petróleo es el primer producto de exportación con un 40 % del total y el carbón representa el 14 % de las exportaciones.

Avanzar en la agenda climática y de crecimiento verde representa también una oportunidad para el país de diversificar su estructura productiva y de exportaciones, aprovechar su potencial en biodiversidad y ecoturismo, así como cerrar las brechas regionales existentes.